Cuántas veces hemos escuchado en los demás o incluso nosotros mismos hemos pronunciado aquello de… “Si lo sé… no vengo”, que en sus múltiples formas todas ellas apuntan al arrepentimiento sobre algo iniciado pero luego lamentablemente descubierto como no satisfactorio. Cientos de tentativas de actuación que no han respondido a nuestras expectativas generándonos pérdidas de tiempo, de energía y lo que es peor, de futuras intenciones de decisión. Pero lo curioso es que la frase original en sí encierra la solución, pues es el conocimiento de las cosas lo que facilita su gestión y su consecución.
Los riesgos derivados de una equivocación al embarcarnos en un proyecto suelen ser directamente proporcionales al tamaño y entidad del mismo, por lo que parece juicioso que tomemos más cuidado en su análisis cuanto más se puedan comprometer nuestros recursos y dedicación. Por ejemplo, no perdemos mucho al no acertar en la elección de ver una determinada película pero si por errar en la selección de un máster de postgrado o de un cambio de actividad profesional.
Dedicar varios meses de mi vida a preparar un ambicioso reto deportivo (ver Marath-tiones) con vocación de récord mundial para que sirva como testimonio real de un libro que recoja las claves que se encierran en la consecución de objetivos ambiciosos en la vida merece una previa consideración, sin la que podría correr el riesgo de un desconsolado arrepentimiento y lo que es peor, de una quiebra futura de mi confianza y motivación.
Todo proyecto personal o profesional, antes de su efectivo comienzo, debería ser comprobado en su idoneidad y esto con mayor o menor profundidad en correspondencia con la importancia y complejidad del mismo. Para ello, no hay fórmula más simple que la de la identificación detallada de la “Situación Inicial” y la determinación lo más aproximada posible de la “Situación Deseada”, es decir, la fijación del principio y del fin del proyecto. Proyecto cuyas características conviene sean escritas para asegurarnos la mayor precisión posible de nuestros pensamientos (no olvidemos que la escritura es la mejor herramienta para convertir lo difuso en concreto). Es más, para una correcta visualización tanto de la Situación Inicial como de la Situación Deseada es imprescindible que, al escribirlas, tengamos la seguridad de que si fueran leídas por otra persona desconocedora del asunto serían perfectamente comprendidas por esta.
Pues bien, la comparación directa entre la Situación Inicial y la Situación Deseada es lo que nos determinará claramente tanto el valor que para nosotros tiene un proyecto como la complejidad de su consecución y con esto ya no precisaríamos saber más para optar entre sí ir o quedarnos, restando únicamente la toma de decisión.
Tras el análisis realizado de mi proyecto “Maratón-15%” tengo la convicción de que, pese a su comprometida exigencia, la emocionante perspectiva de poder llegar a la Situación Deseada me invita a decidir que… si voy…
Saludos de Antonio J. Alonso
Antonio J. Alonso Sampedro
Business Coach
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