Cambio es la palabra que fundamenta el desarrollo personal y por la que comienza todo proceso de Coaching inspirador y transformacional. Pero… ¿qué cambiar? Pues sin duda no lo que somos sino lo que hacemos, dado que con el transcurso del tiempo esto es lo que aquello determinará.
Toda mejora personal nos obliga inexorablemente al cambio, pero nunca la conseguiremos si pretendemos abordarla desde la permuta de nuestra personalidad, en lugar de enfocarla a partir de la modificación de nuestra actividad. Son los hechos los que nos mejoran y no los deseos de buscar otra identidad.
Quienes debemos llevar una vida reglada por las leyes de la sociedad desarrollada encontramos en el periodo vacacional la mejor posibilidad de practicar el cambio como higiénica manera de descongestión anual. La libranza laboral, además de generar un tiempo valioso para emplear a voluntad, nos predispone con un singular optimismo que no parece brillar durante el resto del curso profesional. Canalizar todo ello de forma adecuada garantizará el disfrute de un asueto que, además de merecido y ganado, también deberá ser aprovechado en beneficio propio y de los demás.
Pero pretender aprovechar las vacaciones, con independencia de su duración o destino, obligándonos a representar un personaje que no somos el resto del año es la mejor forma de caer en una confusión identitaria de cuya pena de depresión postvacacional nadie nos librará. Nuestro temperamento, mayoritariamente invariante, es muy definitorio de la personalidad siendo el carácter lo que nos es más posible modificar y está más relacionado con nuestra actividad. Personalidad es al roble lo que el junco a la actividad.
¡Hasta la vuelta…!
Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro
Antonio J. Alonso Sampedro
Business Coach
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